Mascarones de Acanceh

Acanceh siempre será conocido como el pueblo que tiene una pirámide en su centro principal, sin embargo, a lo largo del tiempo se ha ido descubriendo varios vestigios arqueológicos que enriquecen el turismo de nuestro municipio, tal es el caso de los mascarones que se hallaron en el año 2000, en la parte superior de la pirámide y por su estructura, se piensa que estaban conformados por 8 de estos.

El mascarón I, está en posición de talud sobre el tercer cuerpo de la sub-estructura (la pirámide inferior, más antigua, que fue cubierta por otra, más reciente), en la escalinata norte de la pirámide.

Los mascarones II y III, parecen representar a un mismo personaje, diferente del anterior, pero como éste, quizá de gran importancia en el horizonte religioso de los mayas. Ambos están con bigotes y varios detalles de gran parecido en las orejeras.

Mascarones IV y V, comparten varios rasgos con los otros como son que los personajes tienen el ceño fruncido dividido en dos como si estuviera enojado, y parecen emerger de las fauces del monstruo de la tierra.

En ese sentido, la pirámide denominada Estructura I de Acanceh, fue escenario de cultos públicos en los que el ahaw o señor celebraba el término de diversos ciclos que marcaban aniversarios de la fecha base del calendario maya, según lo revela la iconografía de los seis mascarones que se conservan en este edificio prehispánico.


Según los arqueólogos, los mascarones hallados indican, por lógica simetría, la probable existencia original de ocho: dos a cada uno de los cuatro costados de la pirámide.
Entre sus detalles más notorios tiene un signo de U, el cual no aparece en los cuatro restantes, hay dos orejeras con tres diseños básicos: volutas, nudos y espirales.

Tiene también en la frente volutas o ruedas, así como formas especiales y grandes ojos. El izquierdo está parcialmente destruido y sólo se conserva parte del arranque de la nariz, perdida casi por completo. Igualmente hay vestigios de la boca, y la barbilla está completa.

Los mayas de alto rango tuvieron el privilegio de erigir monumentos públicos para resolver los problemas de legitimación de sus descendientes, celebrando rituales públicos en donde el señor se relacionaba con lo sobrenatural.

Estos rituales formaron parte de los festivales regulares de la vida maya como estrategias de competencia política, siempre fue vinculada con el Poder Sagrado, abundó.

Los rostros inferiores de estos mascarones no representan al monstruo de la Tierra sino a la primera montaña verdadera Yax Hal Wits, se trata de entidades individuales, advocaciones particulares de un mismo concepto: Las cuatro direcciones cardinales y el punto central que las divide y cuya encarnación humana es el Kuhul Ajau; Sagrado Señor.


Los mascarones del sitio maya de Acanceh, en Yucatán, fueron usados como incensarios monumentales durante ritos en los que el ahaw o soberano veneraba a sus ancestros, deificados como advocaciones del dios solar K"inich Ahaw. Así, al quemar las ofrendas, se enviaba el sustento a las divinidades en forma de humo sagrado, como lo precisa la arqueóloga Beatriz Quintal Suaste del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La investigadora mexicana expuso que en estas ceremonias el ahaw personificaba el centro del mundo (Tsuk Te") y establecía los cuatro rumbos del universo. Los ritos incluían sacrificios de animales y/o humanos, el incendio y extinción de hogueras en plazas abiertas, además de caminatas sobre las brasas. "Todo lo anterior sugiere que los templos piramidales se relacionaban con rituales que involucraban el fuego y aniversarios de la fecha de la creación maya (4 Ahaw 8 Kumku) en ciclos de 60, 260 y 18, 980 días".

Actualmente, los mascarones se protegen con techo de huano, ya que a diferencia de otros sitios arqueológicos con mascarones, los de Acanceh no fueron grabados en laja o losa sino en piedras marinas, lo cual significa que el material sobre el cual se labraron fue transportado desde la costa, hasta nuestro municipio.

Texto: Quintal Suaste, Alicia Beatríz 1999 Los mascarones de Acanceh, en: Arqueología Mexicana Vol. VII, Número 37, México, D.F.: 14–17.